"Recomponiendo el puzle"
(Meditación canalizada y transmitida en vivo a un grupo de amig@s por videochat)
Vamos a coger aire y lo soltamos con potencia… Cogemos de nuevo y dejamos salir con fuerza… Cogemos aire y dejamos que salga toda la tensión, todo el cansancio, todo el estrés y, al espirar, sentimos cómo el aire está cargado de esa luz dorada, liviana, que entra por la nariz hasta los pulmones y vemos cómo se iluminan como árboles, y toda esa luz llega también al corazón. Dejamos que envuelva nuestro corazón esa luz dorada, y sentimos cómo nuestro corazón cada vez es más ligero. Dejamos que se diluyan los miedos, los pesares, las preocupaciones. Vemos cómo cada célula de nuestro corazón empieza a resplandecer con esa luz dorada y cómo empieza a ensancharse y a hacerse cada vez más potente, y sigue creciendo y creciendo expandiéndose y cubriendo todo nuestro cuerpo. Es como si nuestro corazón nos envolviera completamente convirtiéndose en un útero materno, protector. Podemos sentir cómo flotamos en ese útero, cómo nos mece el líquido como el oleaje del mar. Es un mar pausado, tranquilo que nos mece suavemente.
Ahora vamos a visualizarnos como los seres de luz que somos. Vamos a permitir que venga a nosotros una imagen de un ser luminoso, majestuoso, es un ser Divino. Podemos ver una simple silueta, una bola de luz o unos rasgos definidos. Es nuestro propio Yo Superior. Y vamos a sentir cómo este ser nos envuelve en un abrazo, como si fuésemos bebés y nos cogiera en un abrazo… y nos sentimos a salvo, en las mejores manos. Ahora sentimos cómo nuestro corazón se integra con el suyo, cómo nos integramos con su cuerpo de luz. Y sentimos toda su grandeza, su seguridad, su sabiduría, su amor, su infinito amor.
Vemos cómo estamos en un templo energético de luz blanca y azulada, es una sala circular, como un anfiteatro. Nos sentamos en círculo en él. Nuestros guías están con nosotros y otros muchos seres de luz que nos acompañan, encarnados y no encarnados. Es una gran reunión porque estamos en un momento terrestre tan especial… Y hoy es otro momento, otro portal, en el que un poco más de luz del Sol Central llega hasta nosotros.
En el centro de este anfiteatro están varios Maestros, preside el Maestro Jeshua-Miriam.
Nos saluda inclinando la cabeza con las manos sobre el pecho, nos dirige una afectuosa mirada a cada uno, sentid su mirada en vuestros ojos, cómo su corazón se conecta al vuestro.
Quiere explicarnos que es maestro Jeshua-Miriam porque ambas energías están integradas, la masculina y la femenina, es un todo. Cuando estuvieron en la Tierra, la energía de Jeshua era la masculina y la energía de Miriam era María Magdalena, la femenina. Pero en el otro plano forman un todo.
Ellos nos saludan con alegría, están muy contentos de tenernos aquí, de sentirnos tan cerca, de que les permitamos hacerse presentes en nuestras vidas 3D.
La humanidad atraviesa un fractal muy importante, sabéis que el Universo se organiza por fractales, volvemos a esa época en que Jesús estuvo de manera física en la Tierra (y Mirian). Ellos lo recuerdan con mucha alegría y quieren que… Aunque la humanidad ha transformado esa historia en una historia muy dolorosa y dramática en gran medida, ellos lo vivieron desde la consciencia con absoluto amor y fueron sostenidos por muchos seres de luz que los acompañaron y por muchos seres terrestres que los acompañaron, no estuvieron solos. Y aunque sufrieron como humanos y dudaron, y pasaron por todas las situaciones que hemos pasado nosotros, positivas y negativas, es cierto que siempre tuvieron esa certeza del apoyo, del equipo “transterreno” que les acompañaba, que les guiaba y que les sostenía.
Nos recuerdan esto porque nuestra misión hoy es la suya, de nuevo la humanidad está haciendo un salto de conciencia, está sembrando como entonces se sembró. No tardará 2000 años en brotar esta semilla porque todo se acelera, pero no deja de ser un proceso. Así es que somos su fractal en la Tierra y nos quieren agradecer enormemente que hayamos aceptado esta responsabilidad, y quieren que sintamos su cercanía, todo su amor, todo su apoyo igual que ellos lo sintieron cuando pasaron por este momento aquí en la Tierra. Quieren que nos sintamos sostenidos por ellos, que tengamos la absoluta certeza de que son reales, de que están aquí. De que somos un equipo trayendo el cielo a la Tierra.
Y cómo hacerlo es tan sencillo que tendemos a complicarlo. La mente humana siente debilidad por los acertijos, por los enredos, por los retos, y tiende a complicar todas las cosas sencillas del corazón.
Lo único que tenemos que hacer es vivir desde el amor, intentar reunir todo el amor que llevamos dentro. Ser capaces de, cada día, acudir a la fuente inagotable de amor que nos acompaña en nuestro interior. Y dejemos que se exprese, cada uno en nuestro entorno. Que seamos capaces de hablar desde el amor, no de soportar ni de ser sumisos. Jesús fue un auténtico rebelde, desafió absolutamente todas las reglas de su tiempo y nunca calló, siempre expresó lo que sentía aunque fuese consciente de que iba a generar polémica y de que no iba a ser comprendido en muchos momentos.
Nos pide que seamos coherentes y que dejemos salir la verdad que llevamos dentro sin ser ofensivos y sin intentar imponérsela a nadie. Habrá mucha gente que no entienda aún, cada uno lleva su ritmo y hay que respetar el ritmo de cada cual, pero sí empezar a ser ejemplo de verdad, de autenticidad. Llevar el amor a nuestro pensamiento y, cada vez que nos demos cuenta de que entramos en la negatividad o en el juicio o en la desvalorización de nosotros mismos o de los demás, parar, parar ese bucle, romperlo y abrazarnos, abrazarnos con amor y recordar automáticamente que somos parte de Dios. No es que seamos hijos de Dios, es que formamos parte de Él, estamos en él y él está en nosotros, somos divinos y hay tanta perfección en nosotros como en él. Y si en un momento determinado nos equivocamos o nos malinterpretamos, tenemos que saber perdonarnos, ser generosos con nosotros mismos o con los demás y disculparnos sin más, sin agrandar los problemas. Buscando siempre puntos de encuentro, puentes entre unos y otros. Y sobre todo siendo generosos con aquellos que aún no han despertado o tienen un nivel de conciencia más incipiente, pues hay que ser generosos igual que un padre es generoso con su hijo o un hermano mayor con su hermano pequeño. No porque realmente unos seáis mejores que otros o más grandes, no es eso, pero en este momento, en este tiempo, en esta dimensión, se está manifestando de esa manera en ese momento y hay que respetarlo. Evidentemente la esencia de todos es la misma, porque todos somos uno, todos estamos unidos en esa energía amorosa de Dios.
Y, por supuesto, hay que poner todo el amor del mundo en vuestros actos. En actuar siempre desde el amor pensando en el beneficio común, en hacer feliz al otro. No a costa de la felicidad de uno mismo, no se trata jamás de negarse a uno mismo, eso es sagrado, la coherencia con uno mismo está por encima de todo, si no, nada tiene sentido, si no, nada sería verdadero. Hay que actuar siempre desde esa coherencia, pero al servicio de los demás, respetando nuestras propias necesidades y colaborando con los demás.
Como veis es muy fácil, muy simple… Y se ríen, porque saben la complejidad que eso supone en este mundo, algo que es natural para nuestra alma, se pierde en todo el enredo que hemos tejido en esta dimensión. Bueno, pues ahí está el reto, en no dejarnos engañar por ese enredo que es sólo una apariencia. Que seamos capaces de reconectar, de parar y reconectar con nosotros mismos tantas veces al día como lo necesitemos, hasta que esa conexión se fortalezca y sea permanente.
Ahora nuestros guías se ponen de pie a nuestro lado y los Maestros, desde el centro de este círculo, quieren enviar una bendición, todo su amor, toda su energía. Nos envuelven junto a nuestros guías en un abrazo…
Bueno, pues insisten en que siempre que necesitemos recibir toda esta fuerza, todo este amor, están disponibles para nosotros. Nos piden por favor que todos los días les abramos un espacio pequeñito para charlar con ellos como haríamos con cualquier otro amigo. Y simplemente vayamos a un lugar tranquilo de casa, en un momento en que sepamos que no nos van a molestar o lo pidamos expresamente, y nos permitamos relajarnos y hablarles, contarles lo que nos preocupa, lo que sentimos, lo que necesitamos, y dejar que ellos nos hablen al oído. Porque sus respuestas llegarán en forma de pensamientos espontáneos y si no llega en ese momento lo harán a lo largo del día, cuando nuestra mente baje la guardia, se colarán y podremos sentir cómo responden, porque notaremos el “clac” de una pieza que encaja.
Sois un poco como puzles, dicen… Puzles que, a lo largo del recorrido que habéis hecho, han ido perdiendo piezas. Y ahora que estáis volviendo, que estáis haciendo el camino de regreso a casa, vais encontrando esas piezas y las vais colocando de nuevo en su lugar.
Bueno, amigos, pues se despiden de nosotros, entre comillas, porque siempre están, os agradecen enormemente la visita, les hace muy felices que contemos con ellos y nos dicen hasta luego. Con todo su amor.
Jeshua-Miriam a través de Pilar González