"Estrella Polar"

«Que seas la estrella más brillante de tu constelación... fuente de luz, de amor, de alegría, de paz»... 

Queridos amigos, bienvenidos una vez más. Os agradecemos enormemente vuestra presencia, vuestro tiempo, vuestro interés, vuestra disposición.

El mes de noviembre es un mes de ir al interior, es un mes maestro, es el 11. Hoy queremos tener presentes a vuestros ancestros para agradecerles que os trajeran hasta aquí, con sus aciertos, con sus errores; contribuyeron a que hoy seáis quien sois. Hicieron lo mejor que supieron. Por eso hoy queremos recordarlos, honrarlos, agradecerles su esfuerzo, su amor, porque incluso los que pesan en vuestro corazón os amaron tanto como supieron. Podéis recordar hoy a las personas cercanas, familiares, amigos, que hayan transcendido a otros planos en un tiempo reciente o antiguo. Os pedimos que los recordéis felices, en su mejor versión. 


Ahora podéis imaginar que estáis sentados a la mesa con ellos. Es como un gran banquete, una mesa muy larga llena de familiares, de amigos que se reúnen para celebrar, para celebrar que la vida sigue, que la vida es un continuo. Da igual en qué plano os encontréis, todos estáis conectados. Y os recordamos que la mejor manera de honrar a los que ya se fueron a otros planos es disfrutar del plano en el que vivís; disfrutar de la vida es la mejor manera de honrarlos.

Pero hoy estáis todos juntos en una mesa con comida, con zumos, con agua fresca, con fruta y manjares. Estáis en una maravillosa pradera agradable. Una arboleda os rodea y hace un día radiante, con una temperatura agradable, ni frío ni calor, y una leve brisa os acaricia. Los pájaros revolotean felices compartiendo los restos de vuestra comida y la conversación fluye, la risa… os sentís felices, ligeros, vuestro corazón está en paz. Os sentís dichosos de poder compartir esta fiesta con todos vuestros amigos y familiares; da igual en qué plano estén, estáis todos aquí celebrando eso precisamente. Celebrando que caen las barreras, que la conexión entre planos es mucho más fluida, mucho más sencilla y la energía de los corazones puede moverse, conectarse de unos a otros con facilidad.


Ahora tenéis la oportunidad de decir a vuestros familiares aquello que os pesa en el corazón, de compartirlo desde el amor, desde la naturalidad, desde la sinceridad. Nadie va a enfadarse porque todos podéis sentir y ver el amor que hay realmente en el corazón del otro. Y desde ese amor podéis compartir aquello que os dolió, aquello que os hizo sentir mal, sin culpabilizar, sin juzgar a nadie. No como un reproche, sino como una liberación, una confidencia desde la confianza: ”aquello me dolió, me entristeció, me hizo sufrir mucho tiempo pero hoy entiendo que tú solamente expresabas el dolor, la herida que a su vez llevabas dentro”.

Ya nada importa, podemos dejar que esa tristeza, ese dolor, sea arrastrado por la brisa.

“Porque hoy sé que me amas y que eres feliz cuando yo soy feliz, y que quisiste darme lo mejor aunque no siempre supiste hacerlo o no siempre lo entendí.”

Las personas tenéis diferentes maneras de ver el mundo, de interpretarlo, de vivirlo, de sentirlo, y a veces simplemente no os entendéis, habláis lenguajes diferentes. Pero hoy en esta mesa esas barreras caen. Hoy todos podéis sentir la luz que hay en el otro, el amor que hay en el otro, y podéis disculpar sus torpezas, sus carencias, y abrazarlos. El rencor y la ira se disipan. Esa pena es polvo que se vuela, que es arrastrado. Hoy podéis sentir todo ese amor que echabais en falta y podéis decir, para vosotros mismos o en voz alta: “Hoy me perdono por las veces que no supe amarte, hoy te perdono por las veces que no supiste amarme. Hoy me amo plenamente. Hoy te amo plenamente porque hoy puedo ver la luz en nosotros, en ti y en mí. Hoy permito que la paz inunde mi corazón como una fuente mansa que lo llena todo.” 


Ahora podéis imaginar cómo todos los comensales de esta mesa os levantáis para celebrar vuestro reencuentro y, unidos de la mano, hacéis un gran círculo. Y podéis sentir cómo la energía del amor y la paz recorre ese círculo uniendo los corazones, las manos, con una energía alegre y juguetona que va recorriendo todo el círculo girando alegre y veloz. Y en el círculo se crea una gran esfera de luz blanca-azulada que crece y os envuelve. Es una luz que sigue creciendo y envuelve la ciudad, cada persona, todo el planeta, sigue creciendo y creciendo, envolviendo la galaxia, el Universo, como un gran océano de paz y bienestar. Todos, todo flota en ese océano. Siente cómo puedes flotar, fluir, jugar en ese mar con tus amigos, con tus familiares; sois todos ligeros, livianos, felices. 

Sois como luces en un cielo estrellado, podéis flotar unas junto a otras. Y puedes sentir cómo tu luz, cuando te acercas a otra luz, gana en intensidad, en alegría, en fuerza. Cómo, si os cogéis de las manos, os convertís en estrellas más grandes, más brillantes, y vuestra luz llega más lejos.

Siente la plenitud de ser una luz, pura luz, y siente cómo estás conectada a esas otras luces de tu familia, tus amigos, de la humanidad; cómo creáis una constelación maravillosa de luces y cada una sois importante en esa constelación, cada una le dais  sentido y belleza. 

Ahora puedes imaginar que, como polvo de estrella que eres, caes como una lluvia fina sobre el planeta, regándolo de amor, de luz; y cómo poco a poco vuelves a condensarte y a que tu chispa divina vuelva a entrar en tu corazón, en tu cuerpo, como un guante. Y volvéis a sentaros en la mesa para despediros, para hacer un último brindis por el amor, por el perdón, por la alegría y por la paz. Cada uno de vosotros sois fuente de paz, de alegría. 

Es hora de decir adiós a vuestros seres queridos, que siguen conectados a vosotros ahora con más amor, con más luz, con más alegría. Ellos también os agradecen el reconocimiento, el tiempo invertido, el amor.

Eres la mejor versión de tus ancestros. Ellos te agracen que hayas llegado donde ellos no pudieron llegar y te honran por ello.


Eres estrella, eres constelación, eres galaxia, eres Universo. Todo está conectado a través de ti. Si tú brillas, si tú creces, todo brillará, todo crecerá. Y a la vez la luz del Universo, de la galaxia, de la constelación, te sostiene.

Sólo hay una manera de tener paz, que es haciendo la paz con el pasado, es haciendo las paces con los demás y contigo mismo. ¿Quieres un mundo en paz? Pon paz en tu corazón, cierra las rencillas, las críticas, los juicios y mira con los ojos del amor.

Te queremos Estrella Polar, queremos que seas la estrella más brillante de tu constelación, que sientas cómo todos te sostienen, cómo todos te alimentan, te nutren, te aman; y que a la vez tú seas fuente de luz, de amor, de alegría, de paz. Sé la estrella más brillante de tu constelación.

Hasta pronto amigos. Seguid brillando.



Maestros, Guías y Seres de Luz 

a través de Pilar González


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